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Aldo María Valli sobre el Concilio y la crisis de la Iglesia

Il blog caminante-wanderer riporta ampi stralci della mia postfazione al libro Parole chiare sulla Chiesa. Perché c’è una crisi, dove nasce e come uscirne.

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The Wanderer

En el epílogo de un libro escrito por un sacerdote italiano miembro de la Sociedad de San Pío X, el vaticanista Aldo Maria Valli, amigo de este blog y que reproduce habitualmente en el suyo lo que aquí publicamos, explica cómo descubrió la Tradición.

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El contexto posconciliar en el que crecí -en mi caso, el del rito ambrosiano [rito de la archidiócesis de Milán]- nunca me enfrentó a formas extremas de modernismo.

Conocí buenos sacerdotes y buenos religiosos, respetuosos con la liturgia, cuidadosos de que nadie quedara sin recibir el sacramento de la penitencia, llenos de reverencia por el culto mariano, atentos a la adoración eucarística. Me di cuenta personalmente de la degeneración y los abusos en los años 90, cuando me trasladé a Roma por mi trabajo.

En 2000, con ocasión del Jubileo, conocí por primera vez a los seguidores del arzobispo Marcel Lefebvre y quedé positivamente impresionado. Allí comencé a estudiar la figura del fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X y, poco a poco, me di cuenta de que él había expresado las perplejidades, críticas y dudas que yo mismo tenía sobre el Concilio.

El problema es precisamente el Concilio, y no es cierto que el Vaticano II fue algo bueno pero mal interpretado y explotado. No es cierto, como sostenía el Papa Ratzinger, que hubiera un Concilio de los Padres y un Concilio de los Medios, y que las desviaciones surgieran de este último”.

Es verdad que el Concilio fue y es ampliamente explotado por el neomodernismo, pero el mal reside en el Concilio mismo y en su ilusión de dar a luz una Iglesia que pueda complacer al mundo. Ilusión y desviación, porque la Iglesia no debe complacer al mundo. La Iglesia no debe dialogar con el mundo. La Iglesia debe convertir al mundo. Jesús no dijo ‘Id por todo el mundo y dialogad’. Dijo: ‘Id a todo el mundo y predicad el Evangelio’.

El pontificado de Francisco ha provocado una situación de profunda angustia en la Iglesia” y “estamos ansiosos de que este desastre termine de una vez”. En los Sacros Palacios, la gente vive en un clima de confusión, incertidumbre y terror, con un gobierno expuesto a los caprichos del caudillo sudamericano.

En esta situación, la mayoría de ellos se hacen los muertos, para no ser notados por el líder, mientras que los cortesanos tejen su red, pero por su cuenta y riesgo, ya que el tirano puede llevarte de las estrellas a los establos en un abrir y cerrar de ojos. A su vez, los obispos están cansados. Se habla mucho de sinodalidad, pero la realidad es que la Iglesia vive un centralismo caprichoso. El resultado es que incluso los obispos intentan ser invisibles.

Los cardenales no se conocen entre sí, porque el Papa Bergoglio ha evitado cuidadosamente ofrecerles oportunidades de encuentros reales. Como resultado de sus demagógicos nombramientos, la calidad del Colegio Cardenalicio nunca ha sido tan baja. Cuando el difunto cardenal George Pell, en su Memorándum firmado como Demos, escribía “este pontificado es un desastre, en muchos sentidos una catástrofe”, sabía lo que decía.

La mayoría de los fieles aún no son conscientes [del desastre] y se dejan guiar por la propaganda progresista y por sacerdotes cuya formación ya ni siquiera puede calificarse de católica. Sin embargo, incluso para los progresistas, se ha vuelto difícil exaltar a este Papa y a este pontificado.

Francisco no hace más que repetir los mismos conceptos mediocres. No sólo no confirma a sus hermanos en la fe, sino que ni siquiera ofrece verdaderos elementos de reflexión. Con él, es el propio pontificado, como institución, la que ha sufrido un golpe terrible.

Por último, hay una minoría de fieles (pero es una minoría que crece sin cesar) que ha abierto o está abriendo los ojos, pero que a menudo se encuentra desorientada, porque hay una falta casi total de puntos de referencia entre los pastores.

Fonte: caminante-wanderer.blogspot.com

 

 

Aldo Maria Valli:
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